Debilidad.

¿Para qué me sirve mi fachada de fortaleza?

Desde que te vi me lo pregunto constantemente.

Puedo fingir alegría, inventarme sonrisas,
creer en mis sueños, esperar un milagro,
pensar que al fin y al cabo vivo aunque
no estés aquí.

El dolor se niega a soltarme,
tan acostumbrado está
a ser parte de mí.

Las lágrimas ya se han hartado de intentar ser el bálsamo
que repare mi alma.

Mi corazón roto se cansó de gritar tu nombre.

Mientras me desgarro por dentro
mis labios sólo muestran felicidad,
engañosa alegría coloreada por ribetes de tristeza
que a tus ojos espero ocultar.

Sin ti,
sólo intento reconstruirme con pedazos de realidad.

© All rights reserved

Santa Cassandra Aguilera Hernández (SCAH)

Deja un comentario